Mousiké Paideia
Resumen
Tres franjas temáticas convendría deslindar: 1) qué fue la mousiké paideia helénica; 2) cómo se trasegó en siglos de cultura de raíz grego-latino-germánica; 3) qué trasfondo resulta recuperable en las tempestades semánticas hodiernas. De cada franja por cierto sólo podemos delinear, más que una figura completa, un delicado paisaje fugitivo, una música, valga la palabra, para refrescar en el oído la perenne audición de las Musas homófonas, fundadoras del arte y del saber griegos. Y sin advertirlo, ya estamos en la primera curva de ese cuadro misterioso, contra la oscuridad tempestuosa de siglos y acontecimientos innumerables, que definen, parece, el contenido concreto de los tiempos, las épocas, las centurias y los años. Pues la mousiké paideia presupone por el epíteto griego en la frase griega el centro semántico de donde debemos partir por cierto, o sea, el reino de las Musas. Pero éste es para el griego el reino del o í d o, plenificado en el canto, o sea, en el son melódico y semántico, que siendo el misterio irrecusable del hombre es también el gozo de la esplendencia divina, que se autorrecoge en la “música” en este sentido específico griego. Paideia pues despojada del epíteto toma a ser conducta equívoca physico-biológica —tal como lo plantea Demócrito— o como se desprende del primer estásimon de Antígona, de Sófocles.