Alocución en el Acto de Constitución de la Sociedad Chilena de Estudios Clásicos
Resumen
Cabría preguntarse ¿A qué corresponde este aplauso? Bien lo sabemos; es el aplauso a una firma, pues eso es lo que se ha aplaudido: una firma que viene a ratificar —al inicio de muchas otras firmas— el espíritu de un texto que, acorde a los principios jurídicos que rigen el establecimiento de sociedades de acuerdo a derecho en el país, se ha considerado que es el adecuado para darle forma a algo que es mucho más valioso que estas hojas: es al espíritu que ha animado durante años a muchos intelectuales en Chile, y que hoy día toma forma en este estatuto; por lo tanto, lo importante es celebrar, en este momento, al peculiar modo como se va realizando la historia de las instituciones, porque no podría haberse reunido esta selecta concurrencia presta a firmar esta acta, sino hubiese sido porque hombres, que hoy día están definitivamente ausentes, supieron dedicar sus mejores esfuerzos al cultivo de las lenguas clásicas y de las ciencias para las cuales ellas son las claves indispensables. Y ello lo hicieron durante años en los cuales, muchas veces, no encontraron la comprensión y el apoyo que hoy día hemos logrado de parte tanto de esta Universidad como del conjunto de la vida universitaria chilena.